Primero se instalan los paneles solares en algún lugar soleado, como el techo o patio y luego éstos se conectan con cables a la corriente de la casa.
La energía de los paneles se ocupa en los aparatos eléctricos (autoconsumo de la electricidad generada por los paneles solares fotovoltaicos) y la energía excedente, que no se utiliza en la casa, se inyecta a la red pública. La distribuidora de energía está obligada por ley (20.571) a comprar. ¡Nada más simple y ya estamos consumiendo energía limpia del sol, además de ahorrar en el proceso!